VIRGEN DEL PRADO Y SU AJUAR PROCESIONAL

Será el eje del mes esa tarde, íntima – a pesar de la multitud- callada y reverente, en que la patrona realice su salida procesional para recibir el tributo y homenaje de veneración de sus fieles, que a lo largo del siglo XX le donaron todo su ajuar procesional para que ella paseara por nuestra ciudad como reina de los cielos y tierra.

 

El ajuar de la Virgen del Prado es muy rico a pesar de haber sido expoliado en 1936 al inicio de la Guerra Civil Española. Posee tres mantos de procesión que los alterna uno cada año. Sin duda, el más valioso es el llamado de “Los Dragones” de tisú de plata bordado en oro, regalado en 1923 por los Condes de la Cañada, por encargo que hizo a su familia en la hora de su muerte el malogrado joven Manuel Acedo-Rico y Jarava, primogénito de los Condes de la Cañada.

 

El segundo manto en valor y antigüedad es el que luce este año la Virgen, que fue donado por Elisa Cendrero y Arias del Castillo, viuda de Medrano, ofrecido a la hermandad en 1967, con motivo de la coronación pontificia de la Virgen del Prado. El manto se confeccionó en tisú de Lyon, en plata bordado con hilos de oro con pedrería en Madrid, en casa del modisto español Lino, siendo la directora artística Asunción Hurtado. El manto lo estrenó la Virgen en sus fiestas de 1968.

 

El tercer manto que alterna la Virgen es el más reciente y el de menos valor, bordado por el ecijano Joaquín Ojeda Osuna y regalado por la Hermandad de la Virgen y su Corte de Honor con motivo del noveno centenario y estrenado por primera vez en 1988. El manto también de tisú de plata está bordado en oro de recorte.

 

La corona de la Virgen, del niño y el rostrillo de la Virgen son verdaderas obras de arte y fueron labradas por el platero residente en Madrid, José Puigdollers Oliver Vinader, estrenadas en 1967 con motivo de la coronación pontificia de la Virgen del Prado. Las coronas son de estilo imperial de plata repujada y dorada con oro fino y aplicación de joyas del tesoro de la Catedral, entre las que se encontraban las cruces pastorales y anillos de los obispos priores que se habían sucedido en la diócesis hasta esa fecha.

 

La bola del mundo que lleva el niño en la mano, fue realizada por el mismo platero que las coronas en 1969, en plata sobredorada y adornada con amatistas regalada por el hermano de la Virgen del Prado Ricardo Rivera.

 

Los zapatitos del Niño Jesús son del siglo XVIII y fueron labrados por el platero de Ciudad Real Juan Rivera, que dejó grabados en ellos el lugar y fecha de realización junto con su nombre y apellido en las siguientes inscripciones: “Cd. EI. Año de 1730” y “Juan Rivera”, son de plata. En las suelas van cinceladas las armas de las casas Muñoz-Bera, porque el donante fue Álvaro Muñoz de Torres Gutiérrez de Montalvo y Muñoz, Caballero de la Orden Militar de Calatrava. Con motivo de la coronación pontificia, fueron dorados y enriquecidos por el joyero Puigdollers a expensas de Ricardo Rivera Muela, de cuyo nombre y apellido dejó constancia en los tacones de los mismos con la fecha 28-V-1967.

 

A los pies de la Virgen se encuentra una media luna en plata sobredorada, regalada en 1967 por el platero local Benjamín L. Fernández Malagón, quien también regalaría en 1954 las ráfagas de plata que se colocan actualmente a la Virgen en su paso.

 

La Virgen lleva prendida en su manto siempre, la medalla de oro de Ciudad Real, que le fue ofrendada en 1943, y una medalla de oro donada por el Obispo-Prior, D. Juan Hervás y Benet, que le fue entregada en el Concilio Vaticano II con motivo de la proclamación de la Virgen María como Madre de la Iglesia. La Hermandad le costeó un artístico marco de plata cincelada, siendo ofrecida a la Virgen el 15 de agosto de 1965  por el señor obispo en la Plaza Mayor.

 

A la imagen del Niño se le suele poner la medalla de oro de la Provincia de Ciudad Real, que perteneció al Obispo Hervás y que regaló a la Virgen tras su muerte en 1982.

 

Prendida en la parte trasera, la Virgen lleva en su manto un águila bicéfala labrada por el platero Puigdollers en 1967. Esta águila es una reconstrucción de la desaparecida en 1936. Donada por la familia Alonso Rodríguez, es de plata sobredorada en oro fino con las cruces de las órdenes militares españolas en esmalte tipo “Limoges”, con corona sobredorada en oro fino, incorporando en los ojos de las águilas chatones de oro con esmeralda fina.

 

La Virgen es venerada y paseada por Ciudad Real en una rica carroza o paso, estrenado en 1954 obra de la casa Meneses de Madrid, en plata con medallones de plata sobredorada y dosel de plata de ley, reconstruida al igual que la desaparecida en 1936. Los ocho varales que sustentan el dosel son de bronce con remates de plata, y fue lo único que se salvo del antiguo paso de la Virgen del Prado. Se completa este con bambalinas y techo bordadas en oro de recorte por el ya nombrado ecijano Joaquín Ojeda Osuna, ofrenda de los señores Henríquez de Luna-Medrano en 1988 con motivo del IX Centenario de la aparición de la Virgen.

 

Es este el ajuar de procesión que posee la Virgen del Prado y que luce los días 15 y 22 de agosto en su salida procesional, perfumada de nardos, llevada como un suspiro en su paso y poniendo en todas las miradas esa señal inequívoca de emoción contenida imposible de evitar, congregándonos a todos los ciudadrrealeños por las calles y plazas de nuestra ciudad para acompañarla, pedirle y rezarle.

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