LA BULA DE LA CORONACIÓN PONTIFICIA DE LA VIRGEN DEL PRADO

La ferviente piedad mariana, que es la más destacada virtud y al propio tiempo gloria del pueblo español, se ve correspondida y compensada por el maternal amor de la Virgen María a sus devotos. Porque la misma Virgen Madre de Dios, no sin intervención milagrosa, ha dado en aquella tierra innumerables muestras de su presencia con gran consuelo de los fieles. También actualmente en la Capital del Obispado Priorato Cluniense se venera a la Stma. Virgen María bajo la advocación que llaman “DEL PRADO”, puesto que, según la tradición, allá en el siglo XI se apareció la Imagen de Ntra. Señora en un verde Prado, donde más adelante dicha Ciudad fue edificada. Y no decayó esta devoción mariana en los siglos posteriores, sino que, muy al contrario, alentados por indultos y privilegios de los Sumos Pontífices y movidos por el ejemplo de los Reyes, todavía en nuestros tiempos son atraídos suavemente innumerables fieles de las comarcas circundantes, que acuden en peregrinación. –Ellos se han propuesto, con motivo de la restauración de la Santa Iglesia Prioral, costear y ofrecer a la Virgen María una áurea corona. Acogiendo estos deseos, nuestro venerable Hermano Juan Hervás y Benet, Obispo Titular de Dora y Ordinario del Priorato “nullius” Cluniense en España, en nombre de ambos Cleros y de las Autoridades, nos ha pedido con encarecimiento que le sea permitido coronar la referida Imagen de la Virgen María en Nuestro nombre y con Nuestra autoridad. En consecuencia. Nos, después de consultar a Nuestro amado Hijo Arcadio Larraona, Cardenal de la Santa Iglesia Romana, prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, hemos decidido acceder gustosamente a esta petición. Y así por estas Letras Apostólicas y usando Nuestra Autoridad, encargamos al referido Obispo Cluniense que, en el día que él señale y después de celebrar la santa Misa, observando el rito y la formula prescritos, imponga una áurea corona a la Imagen de Nuestra Señora que el pueblo designa con el título del Prado y se guarde piadosamente en la Iglesia Catedral del Priorato, de donde es celestial Patrona. No dudamos que estas solemnidades sagradas servirán para fomentar la piedad y el provecho espiritual del pueblo; y al mismo tiempo, confiamos que los ciudadanos de la Capital y aún de todo el Priorato Cluniense se sentirán  más estimulados cada día a amar y honrar a la Virgen Madre de Dios. Sin que obste nada en contrario. Dado en Roma, Junto a San Pedro, bajo el Anillo del Pescador, día 30 de marzo del año 1967, cuarto de Nuestro Pontificado.

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