Virgen del Prado - Visita de los Reyes III
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El licenciado señor Mendoza, en la segunda parte de su "Relación" relata con detalle la visita de doña Berenguela y sus hijos, y las ofrendas que estos monarcas ofrecieron a Nuestra Patrona. Viendo el rey Santo cómo crecía la puebla de Don Gil, ordenó que su ermita se llamase Santa María del Prado, elevándola a categoría de parroquia, nombrando los clérigos necesarios para su servicio. Pocos años después, el hijo y sucesor de don Fernando, Alfonso X el Sabio, ennobleció la puebla, fundando en ella su Villa predilecta, con el nombre de Real. La carta puebla de la fundación de Villa Real está firmada por este Monarca, en Burgos a 20 de febrero de 1255. A los moradores de Villa Real otorgó el rey extraordinarios privilegios y mercedes, que determinó, en poco tiempo, un considerable aumento de la población. Fue el rey Sabio gran devoto de la Santísima Virgen. Su obra "Las Cantigas" de Santa María, está impregnada toda ella de esa mística adoración. Los loores a Nuestra Señora son propicios de aquel elevado espíritu que poseía el hijo de San Fernando. Es lógico pensar que este devoto Monarca, al fundar su "bona villa", tuviera muy en cuenta la existencia de Nuestra Virgen del Prado. Conocía muy bien el rey don Alfonso la fuerza de la roca en donde había erigido su Villa. No faltó, pues, la protección celestial a los moradores dé la Real Villa, frente al soberbio poderío de los calatravos, que no veían con buenos ojos el progreso de la Villa del Rey, enclavada en el corazón del campo de Calatrava. En el año 1420, don Juan II, en pago a los servicios de la mesnada de cuadrilleros de la Santa Hermandad de Villa Real y a petición de estos valientes guerreros manchegos, la eleva a categoría de ciudad, llamándola: "muy noble y muy leal ciudad de Ciudad Real". También este Soberano, lo mismo que su padre y abuelos, es muy devoto de la Stma. Virgen del Prado a la cual visitó varias veces y enriqueció su tesoro con ricos ornamentos. Don Enrique IV y doña Isabel, la Católica, hijos y sucesores de don Juan II, también frecuentaron el Templo de Nuestra Señora, no faltando las ofrendas de estos reyes para nuestra Patrona y nuevos privilegios para los moradores de Ciudad Real. En todo tiempo, los reyes españoles profesaron distinguida devoción a Nuestra Excelsa Señora del Prado, siendo favorecidos con gracias y favores recibidos por la intercesión de la Celestial Soberana. A continuación entresacamos del romance del señor Salido y Estrada unos versos que relatan la milagrosa cura de una dolencia del católico rey don Felipe II: |
"Dícenos también la historia que aunque mal voy extractando que vuestro abuelo Felipe, a quien segundo llamaron, de una grave enfermedad, vióse súbito atacado, en sus últimos momentos a esta imagen invocaron en su nombre, los devotos de Nuestra Virgen del Prado, sintiéndose el mismo día el Rey tan bien y tan sano, que el Rey y Corte tuvieron el suceso por milagro". |